En los últimos años, el Design Thinking ha ganado popularidad en diversos contextos, desde la resolución de problemas empresariales hasta la innovación en educación. La educación superior no ha sido la excepción, adoptando esta metodología para rediseñar planes de estudio, crear experiencias de aprendizaje significativas y transformar espacios académicos. Sin embargo, aunque el Design Thinking ha demostrado ser una herramienta poderosa, su potencial puede complementarse con el Art Thinking, una metodología que introduce el arte contemporáneo como un medio para enriquecer los procesos educativos.
Esta combinación no solo amplía las posibilidades de innovación, sino que también aporta nuevas perspectivas a los desafíos complejos de la educación superior, creando un equilibrio entre la estructura del diseño y la exploración creativa del arte.