Durante la primera revolución industrial, hubo, al igual que en todas las épocas en que se introdujo un cambio sustancial a la forma de hacer las cosas y movilizar a la ciudadanía a salir de su zona de confort, una resistencia al uso de tecnología. Las principales razones en las que se funda esta resistencia, se asocia a un mundo desconocido y en el que no muchos desean embarcarse, por desconocimiento, miedo o simplemente no tener la voluntad y resistirse a cambios paradigmáticos que conforman una barrera difícil de flanquear cuando deseamos incentivar y provocar innovación y mejoras a nuestra calidad de vida.
El caso de los luditas, que fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo XIX; que protestaron entre los años 1811 y 1816 contra las nuevas máquinas, destruyendo los artefactos de la incipiente industria textil, como protesta por la degradación de sus condiciones de trabajo y de vida (National Geographic, 2019)
Tal cual los luditas destruyeron las máquinas de telar para frenar el avance tecnológico, hoy estamos al borde de eliminar el uso de celulares en el aula, para evitar que los estudiantes evadan su proceso formativo. Entonces nacen dos legítimas consultas, ¿Por qué se evaden los estudiantes? El uso de tecnología, ¿No debería ser parte del proceso formativo? Si los luditas hubiesen tenido la opción de ser formados en el uso y creación de tecnología, tal vez se habría alcanzado antes una mejora en la calidad de vida de la ciudadanía del siglo XIX. Entonces como humanidad, ¿Esta no será una segunda oportunidad?
En pleno 2019, el Ministerio de Educación de Chile, se aboca a una consulta ciudadana sobre el uso de un nuevo artefacto, el celular en el aula. Sin mediar otra circunstancia de contexto, que una encuesta dicotómica sobre lo que se considera correcto o no, sin reparar en la dimensión cultural, en el concierto internacional mediado por tecnología, y sin considerar principalmente la dimensión pedagógica.
La reflexión que deberíamos tener hoy, es la que nos puede llevar como sociedad hacia un camino, donde la discusión sobrepase la situación instrumental básica. Debemos conocer la capacidad que podemos alcanzar si utilizamos adecuadamente la tecnología. Y ese “adecuadamente” no está supeditado a un concepto simplista y subjetivo, puesto que hay una línea muy amplia de desarrollo en torno a este tema. Sin ir más lejos, existen instituciones nacionales, Enlaces, Tren Digital e internacionales como la International Society for Technology in Education (ISTE), Digital Citizen Fund, Fundación dialogando, Plan Ceibal, la Junta de Andalucía, entre otros, que han presentado protocolos, estándares y un sinnúmero de investigaciones que dan cuenta de cómo la tecnología aplicada bajo criterios formativos no solo ayuda en el desarrollo de habilidades digitales, sino que también se ocupa de resolver o plantear alternativas para paliar la condición existente sobre los vicios en el uso de la tecnología, planteando condiciones de mejora, herramientas, mediaciones, protocolos e incluso procesos de acompañamientos.
Debemos avanzar sobre la educación digital, que genere una masa crítica de condiciones de uso, salir del estatus quo como sociedad y hacernos cargo de que sucede a mi lado, en mis trayectos, en las oficinas, en la vía pública y en nuestras carteras y bolsillos. Eliminar el celular del aula, como la acción de romper las máquinas de telar, no detendrá el avance tecnológico. Sólo nos marginamos de un proceso en el cual podemos, por primera vez ser líderes en el desarrollo de nuestro país, desde la educación. Que no solo está en las aulas sino en el seno de cada familia, que como dice Marcela Momberg, “Nuestros hogares son la cuna de la orfandad digital” (Momberg, 2015) Necesitamos prepararnos para hacer un acompañamiento y un trabajo conjunto como familia, sociedad, las universidades, los colegios las entidades sociales en prepararnos y educarnos. Tiremos el garrote y tomemos el celular, pero de forma consciente!
Bibliografía
National Geographic. (18 de mayo de 2019). https://www.nationalgeographic.com.es. Obtenido de https://www.nationalgeographic.com.es: https://www.nationalgeographic.com.es/historia/luditas-gran-rebelion-contra-maquinas-siglo-xix_14175
Hazlitt, Henry. (1986). El “odio a la máquina”
Momberg, M. (2015). Huérfano Digital. Santiago.