Hemos referenciado algunas opiniones sobre el uso de la educación basada en competencias, las críticas al modelo, pero sobre todo el potencial que tiene en una cultura en la que se puede implementar en todo su esplendor.
Según Jaques Tardif, una competencia es un conocimiento-actuar complejo que se apoya en la movilización y combinación eficaz de una variedad de recursos internos y externos dentro de una familia de situaciones.
Hoy en día, esa movilización de recursos puede hacer que el aprendizaje de un individuo sea exponencial, en contacto con recursos que amplíen sus visiones y capacidades, aumentando la posibilidad de un aprendizaje a lo largo de la vida. Si bien este enfoque prioriza el desarrollo de competencias aplicables, no pierde de vista otros horizontes formativos igualmente valiosos, como la integralidad del ser, el cultivo del razonamiento crítico y la construcción de una ciudadanía comprometida con su entorno y consigo misma.
Es momento de iniciar un proceso que identifique competencias dinámicas y emergentes que preparen a los miembros de esta cultura digital para trabajar con tecnologías avanzadas. Estas tecnologías les permitirán comprender cómo las herramientas pueden potenciar sus habilidades y destrezas, encaminándolos al desarrollo y validación de competencias, facilitando el saber actuar complejo que se apoya en la movilización y utilización eficaz de una variedad de recursos, especialmente en ambientes dinámicos, emergentes y exponenciales.